El primero de marzo tuvo lugar el acto de la toma de posesión de la nueva decana de la facultad de ciencias jurídicas y sociales de la Universidad Rey Juan Carlos, la profesora doña Pilar Laguna, quien sucede en el cargo a don Camilo Prado Freire.
El acto tuvo lugar en el hall de la biblioteca del campus, un lugar exiguo para un evento de semejante relevancia como es el acto de posesión de una decana. También fue incómodo para los asistentes, la inmensa mayoría profesores y altos cargos universitarios.
En primer lugar tomó la palabra la nueva decana detrás de un atril de la universidad en la que recordó la figura de don Camilo Prado y elogió a su nuevo gabinete de decanato. Doña Pilar Laguna recalcó que su programa fue tachado de ambicioso pero aseguró que “quien sueña pequeño se queda pequeño” y prometió que estará al servicio de todos. Acto seguido procedió, Biblia y crucifijo mediante, a jurar y firmar su cargo.
Inmediatamente se descubrió, en presencia de la familia de don Camilo Prado, la placa que presidirá y nombrará el salón de actos de la biblioteca de Vicálvaro en adelante. Entonces fue turno para el Rector de la Universidad, don Pedro González-Trevijano, que repartió elogios para el desaparecido decano y la decana entrante en un discurso no muy extenso. Una vez hubo finalizado el discurso se dio por concluido el acto de toma
de posesión y los asistentes en el hall se mezclaron en corrillos con la decana, el rector y demás personalidades de la facultad para proceder después a disfrutar de un pequeño catering entre los ascensores y las escaleras que dan acceso a las plantas de puestos de lectura de la biblioteca.
Cabe destacar que el acto contó con medidas de seguridad reforzadas, al parecer, según ha podido averiguar Acta Verbum, para evitar un hipotético boicot contra el acto derivado de las manifestaciones que la última semana de febrero tuvieron lugar en los diversos Campus de la Universidad.
La anécdota:
Durante el discurso del rector, mientras éste recordaba la gran labor que desempeñó don Camilo Prado por la facultad, un asistente arrancó en solitario un aplauso que se apagó instantáneamente. La incomodidad de los presentes la resolvió el rector con lo siguiente: “Muchas gracias. Supongo que los aplausos son para quien lo merece, Camilo Prado”.

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