
Contemplar una selva tropical desde una avioneta puede llevar a alguna que otra sorpresa, pero durante la mayor parte de nuestro viaje sólo veremos una alfombra verde. Entre otras cosas, porque el término “
biodiversidad” no se refiere exclusivamente a plantas, bichos y animales con pelo... sino a especies, subgrupos de seres vivos que forman parte de un ecosistema común y mejoran o complementan su anatomía o comportamiento para sobrevivir en un ambiente exclusivo.
Greg Asner, junto a su equipo de la
Carneige Institution for Science de Stanford (California), ha pasado los últimos dos años
fotografiando "químicamente" selvas tropicales gracias al Airborne Taxonomic Mapping System (
AToMS). Se trata de un avión con cámaras capaces de captar las diferencias en el reflejo de la radiación solar de la superficie del bosque.
Según Asner, en un buen día puede cubrir 80.000 acres (algo más de 323 kilómetros cuadrados). El resultado en la selva de Panamá, la variedad asciende a unas 4.700 especies diferentes de plantas, pudiendo apreciar diferencias en los ejemplares que han pasado por sequías o que están siendo afectados por la expansión de una especie invasora o por una
explotación minera. En la parte del Amazonas del sur de Perú, por ejemplo, se han "identificado 21 rasgos espectrales que emitían señales de identificación para el 90% de las especies".
Con esta información resulta más fácil comprender la pérdida que representa la tala masiva para grandes plantaciones dirigidas al suministro de supermercados y grandes centros comerciales; maíz, soja, palma, eucalipto,...

Aunque no es algo tan lejano. El gobierno británico puso en venta hace un año la mitad de sus bosques públicos. Alrededor de 3740 kilómetros cuadrados que pasarán de la Comisión Forestal a empresas privadas antes de 2020. En el paquete se incluyen algunos "bosques viejos" (
ancient woodland), como los de Dean o Sherwood (famoso por la leyenda de Robin Hood), anteriores a 1.600 a. C.
El propio Ministerio de Medio Ambiente inglés ha reconocido que no siempre será posible establecer en los contratos de venta el mantenimiento del acceso público a esos espacios verdes. Por tanto, lo más probable es que los árboles sean sustituidos por residencias vacacionales, campos de golf, parques de aventura y asentamientos comerciales una vez que la tierra sea vendida a compañías privadas.
Francisco Fernández
Etiquetado dentro de: Biodiversidad,Ciencia,Nº 8
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